La pareja que hablaba dos idiomas antes del 20-M




Mercedes comenzó a simular que estaba buscando algo en un estante para no hacer contacto visual con su esposo mientras le dirigía la frase a continuación: -Julián, creo que esto nos tiene distanciados.


-¿A qué te refieres con “esto”?-, interpeló el hombre confundido; por su mente desfilaron tres temas que podrían ser “esto”.

-Siento que en este tema hablamos idiomas diferentes-, continuó la mujer, acentuando la estela de intriga.

El interpelado dejó lo que hacía y buscó el rostro de Mercedes para terminar de aclarar el asunto. “¿Puedes dejar de hablar en clave?”. Alguien desde atrás les gritó con un tono osco: “Dejen de hablar, caminen”. Julián examinó el área y lanzó una mirada de antipatía suficiente para vengarse.   

- ¿De qué más voy a estar hablando? De ir o no a votar- repuso la mujer, esta vez con su tono firme de 38 años. “Tú estás tan seguro de no ir. Yo en cambio prefiero hacerlo. Nuestras posturas políticas se están metiendo en la cama y eso me preocupa”.  

El marido solo sonrío, pero no con una sonrisa de esposo, sino con una de compasión. Mercedes la percibió en todo su matiz y antes de que el hombre con el que llevaba casada 18 años, casualmente, la misma edad de la Revolución; comenzará una letanía de razonamientos, le advirtió: “No me vengas con tus argumentos tan académicos y tan tuyos de profesor universitario”. Touché a Julián.

Aunque los dos sentían profunda aversión por todo lo que oliera a socialismo, últimamente les costaba conciliar una postura frente a lo que sucedía; uno era juez y el otro abogado de la oposición, y viceversa, desde hacía un año. “Vamos, Mercedes, aquí no hay nada que discutir. Si quieres ir a un centro de votación el domingo, ve y vota por la “marioneta” que prefieras”, le reprochó el hombre.

-¿Ves? No entiendes. Tu terquedad no te permite comprender mi posición.

-¿Cuál posición? La de “legitimar” un sistema electoral fraudulento.

- Sabes que odio esa palabra, “legitimar”, y por eso la usas. Se trata de que no tenemos claro qué pasará el lunes 21 porque ninguno de nuestros líderes lo sabe o dice.

Antes de seguir hablando, alguien los interrumpió con una voz chillona y anunció. “Siguiente en la fila”. La pareja se detuvo intempestivamente. Reagruparon sus argumentos para volver al campo de batalla improvisado. Alrededor, cuatro personas escuchaban atentas, no intercambiaban miradas con ellos para no penetrar en aquella discusión que, a diferencia de las cotidianas sobre política, era solo de Mercedes y Julián.

- ¿Y si perdemos? - se cuestionó la mujer.

- Es lo más probable.

- Entonces habremos perdidos dos veces: una por habernos divido y otra, por las culpas que nos arrojaremos entre unos y otros después de ese día.

-Tengo que reconocer que tienes razón, mi amor-, el último apelativo fue soltado con dulzura y resignación.  

- ¿Y entretanto qué, seguimos hablando en dos idiomas distintos, mientras el Presidente habla en el suyo, vulgar y populista?

- Me encanta cuando sacas tus metáforas de profesora de Literatura- le alabó, mientras tomaba una de sus manos. Los espectadores quedaron decepcionados de que aquel fuera el desenlace. “Tratemos, entonces, de no discutir por esto y de estar unidos pase lo que pase ese día. Es agotador y lo sabes, mantener una posición inamovible en un país que remueve certezas y concepciones día a día.

- ¿Eso quiere decir que estarías dispuesto a cambiar de opinión?

- Quizá, ¿y tú?

- Tal vez.

-Señor- convidó una muchacha detrás de una taquilla- avance. El matrimonio caminó tres pasos y se encontró con la pregunta sobre qué medicina buscaban.

- Señorita, necesito Losartán Potásico de 50 mg sobre 12.5 mg. para mi papá, ¿tiene? - inquirió Julián.

- No, disculpe, no nos llega desde hace una semana.  

El hombre masticó la negación con una sonrisa falsa y le dio las gracias a la joven. “¿Cuántas farmacias ya llevamos?”, interrogó a su mujer apenas se volteó para ir a la salida.  

- Tres con esta- le respondió Mercedes.

- Ni pensar que la última vez recorrimos cinco.

©Jhoandry Suárez 

2 comentarios:

  1. Muy bueno... Y a estas alturas la suerte ya está echada. Difiero en algo: "...mientras el Presidente habla en el suyo, vulgar y populista?

    - Me encanta cuando sacas tus metáforas de profesora de Literatura- le alabó, mientras..." Y es que la manera de expresarse del ciudadano presidente aies vulgar y populista,y por ende no es una metáfora, eso es literal!!

    Un cordial saludo, amigo!

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    1. Estamos de acuerdo con eso. Sin embargo, ahí el personaje lo usa como una forma de adulación a su esposa, quien sabrá perfectamente que no ha dicho una metáfora porque es profesora de Literatura. La intención solapada de Julián es hacer un "cumplido" y aterrizar la discusión en una conciliación, ya que están en el lugar menos indicado para tenerla.

      ¡Saludos!

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