In extremis


  


  La verdad era que Federico sabía que el mundo se acababa mañana, como igual supo cada día pasado que también se acabaría cuando el reloj marcara las 12:00 a.m. En realidad, durante cada amanecer tenía la certeza de que estaba in extremis, ¿tenía alguna enfermedad?, ¿algún acontecimiento signaría su vida? No, sencillamente vivía en un país donde se aceleró el ritmo del segundero, de los sueños, de las metas, donde se impuso “el sálvese quien pueda”. En Venezuela, las cosas se enrarecieron y sobre cada día de la semana se cernía un extraño presagio de que pronto sería el final, ¿de qué?, nadie sabía, todos corrían para no encontrárselo.

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  In extremis:
  Loc. lat.; literalmente 'en las últimas'.
Real Academia Española

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  Natalia se había hecho un juramento con la misma solemnidad que tiene el hipocrático: no utilizar jabón azul (Las Llaves) para bañarse, champú que no estuviera recomendado para cabello extraliso y crema dental que no fuera triple acción. Las tres normas las rompió, con un sentimiento de culpa que solo duró diez segundos, tras una semana sin lavarse el cabello, tres intentos fallidos de encontrar los productos y un caso de éxito en el que los consiguió, pero a costa de una deuda equivalente a mes y medio de salario.
  Cuando le tocó usar el champú con letras árabes, fabricación taiwanesa y comercialización brasileña, cayó en cuenta de que había llegado al extremo, al “ni muerta lo hago”.

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  En narración, in extremis se refiere a contar la historia desde el desenlace al inicio. Si lo aplicáramos a la historia venezolana, con un poco de imaginación, sería: “Pasado los años de la crisis, Venezuela fue fiesta y celebración: recuperó su crecimiento económico, los profesionales regresaron, se extendió un ambiente de paz y nadie quedó otra vez sin luz, agua o gas… (continúela usted como prefiera)”.

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  Los amigos en el extranjero, a veces, curiosamente, se vuelven fieles a palabras como “nunca” y “jamás”; entonces, en conversaciones con ellos, resultan ser mejores para angustiarte que para apoyarte. “Tienes que salir rápido o si no, nunca lo podrás hacer”, “El Gobierno va a cerrar todas las fronteras”, “Jamás van a dar más pasaporte para que la gente viaje”, acentuando así, la paranoia venezolana. Tal vez, este tipo de discursos les funcione para algo: justificar su emigración. Sin embargo, no entienden que aquí nadie tiene que justificar nada, ni los que se van, ni los que se quedan. Todo está sobrejustificado y sobreentendido.

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  “A Pablo Rodríguez, de 51 años, el tiempo se le escapaba. Un fuerte dolor en el pecho, fatiga y la respiración cada vez más deficiente se convirtieron en su ultimátum. Someterse a un cateterismo era su única opción. Debía ser pronto y con un pago extranjero. “Búscate 3 mil dólares”. Esa fue la petición de su cardiólogo. Así comenzó su carrera contrarreloj”.

“Me pidieron $ 3 mil por un cateterismo”
Andrea Salas, diario Panorama.

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  Ves un canal de tv de Colombia y te parece que el tiempo va lento. Todo se mueve con parsimonia. Los temas triviales están a la orden del día. Zapping*, y el canal chileno también es lo mismo, el argentino, el estadounidense, el español, hasta con los temas polémicos. Entonces, ocurre algo que te golpea la cabeza, no lo pudiste esquivar, tratas de recuperar la consciencia del aquí y el ahora, ves lo que te ha golpeado y se trata del desfase. Mientras que, en Caracas, Valencia, Maracaibo, todo es agitación, como si de verdad fuese a ocurrir un crack que terminara de desbaratar todo; allá, andan tranquilos, como si el fin del mundo ya no hubiese pasado ayer y antier. Ellos no se sienten in extremis, nosotros sí, pero, ¿nos sentimos en las últimas de qué?


©Jhoandry Suárez



*Cambiar de canal, en español es “zapeo”.
Foto: Pintura de Quinque Sena, de serie En la cuerda floja.



6 comentarios:

  1. ¡Brillante! Sin desperdicio alguno... Me encanta esa prosa tan rauda, enérgica, tan tuya. Un cordial saludo, éxitos y a compartirlo... Con tu permiso ¡Claro está!

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    1. Gracias por leerme, profesor, y su comentario. Un abrazo.

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  2. Genial amigo!! no hay mejor comparación y descripción de la realidad del sentimiento venezolano en la crisis...

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    1. Una realidad como esta debe ser documentada, descrita y narrada con todo el matiz que tiene. Gracias por tu comentario.

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  3. Sin desperdicio. Cambio y fuera.

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    1. Gracias, Adri, me alegra que hayas encontrado este texto tan completo.

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