Diagnóstico



¿Usted se ha sentido angustiado últimamente? Para nada doctor, todo me lo tomo con calma. Usted perdonará que me salga de mi prudencia profesional, ¿pero no le molesta lo que ocurre en el país? Al principio, ahora poco; sabe, ya tengo mi boleto para irme a Atlanta. Entonces, no entiendo, ¿me ha dicho que usted viene a la consulta por depresión? Está usted en lo correcto, no obstante ¿debo estar deprimido solo por la situación del país?, creo que su comentario inicial acerca de si me molestaba lo que ocurría estuvo fuera de lugar. Si, ¿por qué lo dice? Claro, usted asume que todo el que llega para sentarse en este diván por depresión, ineludiblemente, es una victima de la desesperanza nacional. Disculpe, no lo asumo, solo que me asombra su manera de tomar la situación con calma cuando viene por un cuadro depresivo. Sabe, esta depresión mía es muy diferente a la que usted habitúa a tratar. ¿Ah sí? ¿Y en qué se diferencia? Pues que no lloro. Se pueden dar casos en que el paciente, disculpe, la persona, no presente manifestaciones emocionales de ese tipo. No venga usted con eso, todo el que está deprimido viene porque alguna vez lloró, ese es el dique que los separa de afrontar su realidad y dejarse ganarse por ella. Esto me parece que esta pasando de una consulta a una discusión. Le pago una hora para establecer un diálogo, no sea tan aguafiestas y continuemos con este debate. Entonces, usted vino aquí a manifestar sus ideas acerca de la depresión. Para nada, quiero que usted me ayude a superar la mía. 
Comencemos por el principio: ¿qué lo deprime?... ¡Nada! Si doctor, como le acabo de decir no me deprime nada, no lloro, no me enojo, no siento melancolía. Veo que usted no se explica muy bien, mejor cuénteme por qué habla de que sufre depresión. Todo hombre lleva en sí una gran cuota de tristeza, ¿no lo ha pensando, doctor? Me he topado con ese supuesto algunas veces, pero me gustaría que me cuente más detalladamente por qué lo dice particularmente de usted. No crea que no me doy cuenta de que me está analizando, claro, ingenuo sería pensar que no lo haría. Usted vino aquí por algo. Precisamente para buscar su ayuda. Entonces, dígame. Desde hace un tiempo he venido cavilando la idea de que nos hemos vuelto esclavos de la depresión, de la melancolía, de la tristeza porque somos seres que tan solo anhelamos lo perfecto como condición imprescindible para vivir, ¿me entiende? Claro, continúe. Pero en mi caso, veo cómo el país se hunde y esa condición desaparece (¿alguna vez ha estado?) y no experimento ningún sentimiento negativo, tan solo asisto como espectador a ver cómo la situación se agrava. Me acaba de decir que tiene un pasaje a Atlanta. ¿Cree que me voy porque me siento desesperanzado?, se equivoca, son mis hijos los que me quieren sacar de aquí, ellos me llaman todos los días para insistirme que abandone mi tierra. ¿Y cómo se siente ante ese escenario de irse? Indiferente, estaré desde otro lado del mundo sentado viendo como este país se descarrila por una pendiente. Por lo tanto, si se va. Verá, tengo 49 años, ya pocas empresas contratan a personas de mi edad y necesito cómo mantenerme, mis hijos me garantizan una manutención allá. Pero, entonces dígame… Sr. Rafael, qué le afecta su salud emocional. Mi conformismo, esa es mi depresión, verme tan indiferente ante lo que ocurre y observar cómo otros también comenten el mismo error, no lloro, ni me desespero, simplemente siento una culpa que me recorre y muere sin ser capaz de empujarme a alguna acción, porque no la hay, somos tantos millones de conformados con el sistema, los discursos, las cadenas, las campañas, los personajes, que pienso qué significaría mi voz de alarma frente a la inacción de tantos, nada, eso significaría; por lo tanto, con ese convencimiento, mi conformismo que es depresión aparece, se amalgama con una tristeza en mi corazón y para no darle largas y terminar llorando, tan solo tomo las cosas con calma, con conformidad. Ya terminó la hora, pero siga hablando, tiene 15 minutos más.


©Jhoandry Suárez 
Crédito de ilustración: Norma Bar

0 comentarios:

¿Qué te pareció?