—No se consigue nada—  interpeló a todos un hombre con osadía

— ¡Nada! — enfatizó el conductor.

—Necesito unos materiales desde hace días… que va… esto cada día está peor

—Y ellos dicen que todo está bien—replicaron por el flanco

— ¡ellos si están bien!... nosotros que va— y la seña de dinero con su mano ilustró todo.

Otra voz se alzó y agregó: — maginate que fui a Makro y me conseguí un verguero de gente, la cola larguísima.

— ¡y yo!... fui a la fábrica de pollos y también, ¡la gente no cabía!

La comparsa quejumbrosa prosiguió.

—Y lo peor que te dicen en los supermercados que no venderán nada.

—Siempre es así— declaró otro personaje de la tertulia—, dicen que no venderán nada y la gente siempre se queda allí a ver que sale.

—no se preocupan por la comida del pueblo.

 Y la indignación comenzó a  oprimir el ambiente del carrito por puesto dónde me trasladaba.

—Y quién se va a preocupar… no están pendiente— el hincapié en la última palabra era acucioso.

— lo peor que uno está tan acostumbrado a la arepa y no consigue harina

Entonces, como siempre, el estribillo recurrente se colaba: —hace días tuve que comprar un paquetico a 25Bs.  

— Esta verga se jodió— sentenció el conductor, no había un color ni matiz en sus palabras, más bien, imperaba en ellas la emoción.

—la verdad que sí, los bachaqueros también no tienen jodidos

—Esa gente no tiene conciencia— indicó otro con una autoridad infundada.

—esto no era así hace 25 años—  el remate: la nostalgia. Nostalgia que unos quieren enterrar y otros tantos reverenciar.

—digáme ahora con ese hombre que se quieren traer.

—Snowden.

—no sé, el espía ese.

—buscando verguero con Estados Unidos. Le lanzan un tumbarrancho en Miraflores y ya están temblando— atinó con burla.

—en vez de gobernar chico.

— Que vá, esto está feo- concluyeron desalentados a 80 km/h en plena Circunvalación 1

Jhoandry Suárez