Ninguna guerra se parece a otra

Transcribo algunos fragmentos del libro “Ninguna guerra se parece a otra” del reportero y corresponsal de guerra Jon Sistiaga. El relato corresponde a la guerra de Irak en 2003. Un conflicto bélico desde el flanco del periodismo también es crudo: controles, militares que odian a los reporteros, hambre y sed que azoran, la vida pendiendo de un instante y del instinto.

La credibilidad se la da al periodista su honradez, su honestidad. Ese es nuestro único capital. Dejémonos de monsergas inútiles sobre la objetividad y todas esas expresiones bonitas de profesor de universidad. No existe la objetividad. Mi versión nunca es objetiva. Es mía. De Jon Sistiaga. Y la única manera que tengo de que esa visión subjetiva sea lo más próxima a la realidad es actuando con honestidad. Reconociendo que es mi versión. Y que procuro contar con todos los elementos posibles de análisis para no ser intoxicado, mediatizado o inducido.
***
Durante los días que duraron los bombardeos en Bagdad permanecieron hasta una veintena de reporteros. Una de las colonias más numerosas.
Y eso, al contrario de lo que piensan algunos puristas de este oficio, es bueno, ya que no fomenta la competitividad sino la camaradería entre colegas. Cada vez son menos frecuentes esos choques de egos desmesurados entre corresponsales, porque cada vez los tenemos menos hinchados. Nos creemos menos héroes y más reporteros. En la época de la información instantánea lo importante es sobre todo dar la noticia rápido, no conseguir grandes exclusivas. Evidentemente, se buscan exclusivas. Y si se consiguen, enhorabuena. A todos nos gusta tener el mejor plano, la entrevista más jugosa o el dato más demoledor.
(…)
Con tantos reporteros en los conflictos es muy difícil que alguien sea el primer periodista en llegar a los sitios o que consiga la única entrevista con el responsable militar, miliciano o terrorista de turno. Puede que sea el único periodista español presente, pero desde luego es muy difícil que sea el único periodista presente. Siempre habrá alguien, de algún otro país, con el que se tendrá que compartir esa información. Es sólo cuestión de ética periodística reconocerlo o no. Muchos intentan vender humo de hogueras ajenas, pero al final todo el mundo acaba sabiendo quién encendió el fuego.
***
¾ Espectacular va a ser. Vas a ser el primer periodista de esta guerra que aparece armado. Mira, tú no has entendido nada de lo que es hacer periodismo. Nosotros estamos aquí para informar, no para tomar partido. Estamos aquí para informar, no para tomar partido. Estamos aquí para contar lo que vemos, no para construir la realidad. Eres un técnico cojonudo, pero como periodista eres una puta mierda que se inventa todo lo que dice. Si lo haces, si te saltas el límite, romperás todas las reglas. Tu arma debe ser tu palabra. Nosotros venimos aquí a trabajar no a divertirnos. Hazte una foto con el kalashnikov [fusil de asalto] para enseñársela a tus amigos pero no pases a la historia periodística de tu país como el tarado que salía armado en sus directos para parecer Rambo.
***
La prensa no gusta a ningún jefe militar. Siempre está en medio, entorpeciendo, metiendo las narices en todos los lados, molestando.


Ninguna guerra se parece a otra, 2004, Jon Sistiaga. Editorial Debate.



Si quieres conocer un poco más del libro de Jon Sistiaga te invito a ver este documental donde los reporteros españoles narran su experiencia en la Guerra de Irak en 2003.


0 comentarios:

¿Qué te pareció?