Desvelos
Jueves en la noche. Los arrebatos de un país eran el tema de
conversación de tres jóvenes, mientras tanto, cerca de ellos, el televisor
transmitía los dimes y diretes que acogía el Palacio de Miraflores, así como la soluciones lanzadas de lado a lado. “Me parece que
Chávez no lo hizo tan mal”, declaró Luis sin tacto
al talante opositor de sus compañeras. La consternación se humanizó en aquellos
rostros. Las miradas incrédulas pedían una razón justificable de semejante
afirmación frente a su presencia. Una de ellas replicó: “tranquila, nos esta
jodiendo”. Pero él refutó: “no, eso es lo que pienso” Entonces, comenzó el
debate de un periodo presidencial de 15 años y su legado, sin dudas, por esa
noche el país tenía aires de diálogo…
***
11 de abril. Confusión. Desconcierto. Lacrimógenas. Francotiradores.
Muerte. Venezuela sin riendas. El odio como bandera. La violencia como
escapatoria. Comiquitas. No pasa nada. Pero si pasaba. Transmisión de nuevo en
vivo, cada palabra más ruidosa que la anterior. ¿A dónde vamos? La cosa fea. Madrugada,
noticias antes del alba: Chávez no esta. Celebración, el tirano renunció.
Confusión. ¿Quién es el presidente? Un papel y un nombre: Carmona. Pocas horas.
Desafuero. Apareció Chávez. Miraflores como desierto después de una fiesta.
Desde ese día la marca de lepra de los opositores. Desde ese día la
resurrección de un líder para los oficialistas. La verdad tiene dos caras y la
historia todavía no es diáfana, aun huele a lacrimógenas y quizás las
comiquitas tienen la culpa de todo.
***
Pero un momento, ¿en que puesto sentaron a los estudiantes en el diálogo nacional? Salen a la calle, reclaman derechos y libertades, y a la hora de hablar son excluidos.La ideología dejó de ser
un norte para ellos, porque la universalia llamada Universidad les ha enseñado
a ser críticos y también a ser luchadores. Es claro: faltó sus ímpetus
para complementar la franqueza con la que se habló de una Venezuela para la
posteridad.
***
14 de abril. El presidente cumplió un año sentado en Miraflores. Para unos sigue
siendo Nicolás. Otros ya le llaman, señor Presidente. Todos los días, como un
mantra, invoca el nombre de su Comandante eterno y aviva la llama de la lealtad,
pues le preocupa que se den cuenta que él no es su antecesor. El presidente es mal costurero pues aún su país sigue partido a la mitad. Declama que no
buscó aquel puesto, pero sigue allí y a la par la calle reclama su salida. Y luego de 365 días las
encuestas no sonríen a su gestión. Aunque, para eso hay una solución: defender el legado de Chávez como trinchera... Sin dudas, dirigir bajo la sombra de otro no es tarea sencilla, pero unos cuantos ensayos frente al espejo deberán bastar día a día.
***
Abril ha demostrado ser el mes de la convergencia de la política como impulso de
nuestro ser y actuar. Esos días la madrugada ha visto como los venezolanos esperaban frente a un televisor el desenlace de la historia, como se reescribía los acontecimientos. Tres abriles, tres desvelos y todavía no hay una Venezuela forjada con voluntad, sino enrarecida y matizada a más no poder. Quizás las madrugadas no sientan bien para mejorar un país.
Deja tu comentario de que tal te pareció mi articulo. Porque nuestros desvelos tienen derecho a ser contados, aunque la historia sólo mencioné los desenlaces...
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