Lo rentable de ser un soñador
¿Si esta vez mastico las uvas con fe lograré mis sueños el año próximo? Esta era la pregunta que inquietó desde la mañana del 31 de diciembre a Marcos. Descreído de los rituales para ese día, igual los seguía; nunca faltaba que se comiera apresurado todo un ramillete de uvas marcadas las 12 en el reloj. Esta vez, con toda una dosis de incredulidad sometió a una dura crítica el asunto de los deseos contenidos en cada fruto y descubrió una relación de rentabilidad muy sugerente entre las veces que se proponía la misma meta año tras año y las ventas de uvas del señor Julián.
©Jhoandry Suárez
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