Redes sociales: la nueva forma de desahogo venezolano

Hacer catarsis a través de las redes trae sus beneficios emocionales y físicos; sin embargo, pocos venezolanos toman conciencia de sus consecuencias o el contexto que implica Twitter, Facebook y demás redes


Debido a los acontecimientos políticos y sociales del país, sentimientos de ira, frustración, decepción y angustia se acumulan en la psiquis del venezolano. Etiquetas para desahogarse como #HastaCuando, #SinLuzOTRAVez, #AnaquelesVaciosEnVenezuela comienzan a invadir Facebook, Twitter e Instagram.
Para Aristóteles, la catarsis se basaba en una “purificación interior”, en un fenómeno que ocurría cuando los espectadores proyectaban sus emociones y pasiones en los personajes de una obra. Un desahogo emocional que los limpiaba. Hoy, detrás del telón, aparecen las redes sociales como un nuevo teatro de la vida, uno “hiperreal”. Muchos venezolanos por allí drenan sus emociones, se purifican mientras escenifican como protagonistas cada acto.
A juicio de la psicóloga del Hospital Central de Maracaibo, María Molina, los jóvenes son quienes más manejan la sensación de decepción ante lo que ocurre. “Ellos expresan en las redes que se quieren ir, que están cansado de la situación”. Sin embargo, no descarta que la tendencia también pase a los adultos, específicamente a aquellos que desahogarían sus penas de amor, problemas en el trabajo, con los hijos.
Molina sostuvo que las redes representan una oportunidad para quienes sienten la necesidad de desahogarse y no encuentran otra vía como la de hablar con sus padres, con algún amigo, un terapeuta, un psicólogo. Señaló que el beneficio inmediato es liberar  la presión emocional y con ello, evitar enfermedades. “Cuando tienes emociones negativas en tu cuerpo que no las hablas, cuando hay esa represión allí, pues surgen enfermedades, entre ellas: gripes, artritis, dolores de garganta, de cabeza”, detalló.

Tú puedes escribir todo lo que quieras en la red social, puedes desahogarte, pero ella no te va a aconsejar, a tranquilizar. María Molina, psicóloga. 

Para el sociólogo de la Universidad del Zulia (LUZ), Gildardo Martínez, si las personas pueden manifestar su descontento golpeando una almohada o un saco de arena en el gimnasio, en las redes expresarían su angustia a otros, pues los espacios virtuales se han convertido en espacios de encuentro.
Martínez, también investigador en el área de redes sociales, subrayó que el hecho de que las redes representen un ámbito infinito, en término de extensión de la información, constituye un estimulo para que los usuarios se desahoguen. “Eso hace posible que esas sensaciones puedan llegar a muchas personas a través del espacio virtual”, expuso.
¿Pero son precisamente las redes el sitio indicado para la catarsis? ¿Constituyen el espacio idóneo para las nuevas tablas? En ese sentido, Oliver Ollarves, comunity manager aragueño, refirió que a pesar de desconocer si representan el sitio ideal como válvula de escape, es el que han utilizado los venezolanos desde hace seis o siete años, sobre todo para expresar su descontento ante la situación del país, ante el costo de la vida, la gestión política. “(El fenómeno) apunta más a verse en el centro del país; sin embargo, aquí, en Maracaibo, desde el movimiento de las "guarimbas" (protestas de calle), pienso que ha cambiado muchísimo”, puntualizó.


Lenguaje de una catarsis
Etiquetas, memes, 140 caracteres, todo forma parte de la utilería de la que disponen los venezolanos para expresarse. Con ella y una dosis de sarcasmo, frecuentemente desahogan sus emociones, según indicó Ollarves, además profesor del diplomado de Comunity Manager de la Universidad Bicentenaria de Aragua. Agregó que también predomina el vocabulario soez y los improperios.
Aunado a esas características del lenguaje, Juan Pablo Boscán, analista del discurso de LUZ, señaló otros rasgos, en el caso marabino, como el uso de hipérboles (exageraciones) y de coloquialismos. “Los coloquialismos priman bastante. Cuando alguien se expresa con la oralidad marabina restringe la potencia de ese mensaje a una zona, a un determinado grupo que lo entenderá: los maracuchos”.
“El principal problema que más noto en los “nativos digitales” (personas inmersas, desde pequeñas, en el mundo digital) radica en que muchos descontextualizan, pierden el contexto de lo que es una red social y hacen de la catarsis privada, algo público”, criticó Boscán, mostrándose preocupado. En este sentido, refirió que hay una perdida de conciencia al equivocar los contextos, pues lo que una persona escribe en la red, aunque piense que nadie lo ve, queda registrado y puede encontrarse tan solo con stalkear, husmear.

Emociones búmeran
La escenificación de desahogo en el teatro hiperreal de las redes representa pues un artilugio útil; no obstante, tiene sus propias consecuencias, también emocionales.
Molina explicó que las redes contienen una marea de emociones, en donde cada catarsis se va sumando a otra y al final, se convierte en un desahogo comunitario, el cual puede afectar a otros. “De repente una persona está tranquila, pero ve que alguien se queja de la luz, de las colas, y también le produce rabia, aunque en ese momento esté tranquila, y termina enojada”, detalló.
Discusiones, malos entendidos, perdida de la reputación, incluso, despidos también puede provocar el mal uso de las redes para drenar los sentimientos. Sobran los casos en que personas han publicado comentarios negativos de sus trabajos y a las pocas horas quedan sin empleo. Cada vez más empresas revisan los muros y perfiles de los aspirantes a una vacante para comprobar si son los indicados.
“Hay que usarla con cierta precaución, con ciertos niveles de cortesía y de respeto. El manejo de información que uno hace en las redes debe estar verificado. No es liberar catarsis por liberar tensión. Es liberar las tensiones de una manera adecuada”, sugirió Martínez.

Un abrazo que no llega
Varios de los expertos consultados coincidieron en que los espacios virtuales no sustituirán a quien escucha los enojos, las angustias y las decepciones de quien busca desahogarse. Opinaron que esos espacios complementan el contacto personal.
“Tú puedes escribir todo lo que quieras en la red social, puedes desahogarte, pero ella no te va a aconsejar, a tranquilizar, a apoyar, ni siquiera te dará un abrazo que a veces escriben: ‘necesito un abrazo’, la red social no te lo puede dar”, describió la psicólogo Molina. Entonces, aquellos amigos que escuchan aún sobrevivirán.
En conclusión, habrá que esperar para comprobar hasta qué punto las redes son las terapeutas que necesitan los venezolanos y si después de cada función, los actores salen “purificados” totalmente.

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