Días de agosto
En agosto lo que nunca falta es una piscina. Un momento. Eso era en
agostos pasados. Este agosto esta signado por la sequía. Todo es culpa de El
Niño, ¿o de la contaminación ambiental, quizás de los oficialistas? ¿Qué clase
de agosto es este sin piscinas? En fin, la preocupación últimamente se resume
tan solo en siquiera bañarse, con o sin jabón, con o sin champú, sofocar el
calor con un buen baño. Tener un poco de agua. ¿Y Margarita? Si no hay piscina,
entonces una playa. Entre tanto, ¿hay pasajes de avión?
***
El presagio incomodo para los venezolanos estas vacaciones es el
aumento de lo único que se ufanaba el país de tener barato: la gasolina. En el subconsciente
se recrea la imagen de los productos con un precio por las nubes, en esas
mismas nubes que bombardean para que llueva. El transporte público con su
estética de terror y descalabro no dudará en aumentar su pasaje. Un aluvión de
inflación se avecina y lo único que dice el Presidente es: “no hay apuros”,
mientras tanto, los “bachaqueros” dejan de frotarse las manos y los venezolanos
a aferrarse a sus bolsillos.
Tal vez, el sentido común reconoce una realidad ineludible: de verdad la
gasolina es muy barata, apenas se puede pagar con unas cuantas monedas. Pero
queda una incógnita impregnando el aire: ¿a dónde irá a parar el dinero que
PDVSA se ahorrará? El gobierno afirma que a sus programas sociales; sin
embargo, las misiones tienen un entramado de corrupción donde fácilmente se
perderá tanta inversión. No hay transparencia, no hay claridad, ni mucho menos
proyectos concretos.
“La gente no va a aguantar tanta vaina, no que va”, me dijo hace poco un
conductor de carrito de tráfico. “Va a pasar como la vez del Caracazo”, apuntó.
“Pero no hay dirección política para encaminar el descontento de la gente”, le
indiqué. “Eso no hace falta, la gente igual va a bajar de los barrios”. No tuve
argumentos para rebatir aquello, quizás porque la historia es muy caprichosa.
La gasolina aumentará, la vida de los venezolanos
aumentará, pero la calidad de vida aún no da señales de mejorar.
***
Agosto para muchos universitario se transmutó en recuperar el tiempo
perdido. Las universidades decidieron alargar semestres, compensar con veranos,
ofrecer cursos intensivos. Es decir, sacrificar las vacaciones para entregar el
titulo universitario en el tiempo previsto. Algunos allegados a mí quedaron
desconcertados por tanto tiempo sin clases que hubo debido a las
manifestaciones, jamás pensaron que luego de dos meses el resultado final sería
nada, tan solo levantar un tanto el descontento social, nada más. Ni siquiera
una mirada más seria a los asuntos del país. La protesta pacifica de miles de
estudiantes aún en día no ha sido respondida y a muchos nomás le queda la idea
de terminar rápido sus carreras universitarias para emigrar.
***
Si algo nos es favorable en agosto es que coincide con vacaciones y
hace falta un respiro. Nos toca tomar un tiempo para sopesar los
acontecimientos y vislumbrar a dónde vamos y, sobre todo, repensarse y
repensarnos. Los días de agosto quizás nos ayuden a mitigar tanta desilusión
del panorama.
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